Rocío Martín, alumna de cfgm peluquería y c.c., en Braga (Portugal)

¿Qué pensamos todos cuando oímos la palabra Erasmus? Normalmente la mayoría solemos pensar de primera en fiesta, vivir en otro país, lejos de obligaciones y de nuestros padres, vivir solos… lo cierto es que, sí, en la Erasmus hay fiestas, vivimos en otro país que no es el nuestro y posiblemente no conocemos, también vivimos lejos de nuestros padres y encima, solos.

Lo que no es cierto es que no tengas obligaciones, las cuales siguen existiendo y son ir a las prácticas, limpiar y tener ordenada la casa en la que vais a vivir durante 3 meses, ir a comprar… etc. La verdad es que no es nada fácil vivir con personas a las que no hemos visto jamás, hay que conocerlas para saber llevarlas durante los 3 meses que vamos a vivir con ellos. Estas son personas con las que vamos a discutir, reír, llorar, cantar, bailar, salir de fiesta… son personas con las que vamos a descubrir lugares nuevos que nunca se nos habría ocurrido visitarlos, y también disfrutaremos juntos de paisajes increíbles.

El irse de Erasmus es algo muy complicado, porque aunque antes de irte estés muy convencido de querer esto, cuando lleves en la ciudad de destino 2 semanas, vas a desear irte con todas tus fuerzas, ya que vas a perderte fiestas de tu pueblo, Semana Santa, la feria de abril, algunos cumpleaños de amigos… pero conforme van pasando los días, estás tan a gusto con toda la gente a la que has conocido, que apenas recuerdas todo esto.

Son 90 días tan intensos y llenos de tantísimas experiencias, tantísimos momentos, tantísima gente que, si viven lejos, no sabes cuándo los volverás a ver, cuándo volveréis a viajar y visitar lugares inexplorados juntos, no sabéis cuándo volveréis a disfrutar juntos de los paisajes, de las bromas, las risas, las fiestas, las discusiones y peleas, los llantos y los bailes con la música a todo volumen en casa hasta que uno de los vecinos llame para quejarse del ruido, y cuando llegues a casa después de esos 3 meses, te hagas la pregunta de: «ahora que me he ido, ¿qué voy a hacer sin ellos?», sinceramente, ser becado con Erasmus, es correr un gran riesgo, el gran riesgo de no querer volver a tu vida normal.